Sistema de montaje
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La fachada ventilada ofrece unas prestaciones aislantes asombrosas, además de unas terminaciones decorativas muy atractivas. La mayoría de estas fachadas se han realizado con revestimientos cerámicos por las ventajas que estos nos ofrecen (menos peso, mayor resistencia, absorción, etc.), así como por la amplia gama de colores que permiten combinar y desarrollar espectaculares diseños de fachadas.
Su ejecución consiste en la fijación de una subestructura con perfiles de aluminio sobre el cerramiento dejando una cámara de aire de unos 8 cm. donde se proyecta una capa aislante y posteriormente se coloca el material de acabado con anclajes de acero inoxidable, quedando por tanto la cámara reducida a unos 3 o 4 cm. donde el aire que queda circula obedeciendo al efecto chimenea, renovándose al calentarse con el consiguiente ahorro energético, y magníficos niveles de aislamiento térmico y acústico.
A. Forjados
B. Cerramiento base (1/2 pie de macizo perforado)
C. Enfoscado hidrófugo
D. Aislamiento térmico
1. Placa de fachada ventilada
2. Perfil de arranque horizontal
3. Montante vertical
Según el esquema mostrado, el montaje de este tipo de fachadas permite que el aire que se encuentra entre la placa de fachada ventilada y el aislamiento se caliente, creándose un flujo ascendente que ventila la fachada, obteniendo un alto ahorro energético en la climatización interior del edificio. Las paredes exteriores portantes y el aislamiento permanecen siempre en seco y, por lo tanto, preservan plenamente su función. La lluvia de impacto que se pudiera haber filtrado a través de juntas abiertas, se secará rápidamente por la circulación de aire en el espacio de ventilación.
La disminución de la resistencia al paso de vapor de agua de las capas que componen el cerramiento provoca la eliminación de la humedad a través del espacio ventilado. Esta característica previene la condensación de agua en el interior del cerramiento y evita la aparición de hongos de moho.
La cámara ventilada crea un “efecto chimenea” provocado por el calentamiento del paramento exterior, que produce una variación de la densidad de la capa de aire del espacio intermedio con respecto al aire ambiente, con el consiguiente movimiento ascendente. Durante el verano una gran parte del calor radiante se refleja hacia el exterior, debido al citado efecto chimenea, mientras que en los meses fríos, el muro portante actúa como acumulador del calor interior.
Estas soluciones garantizan además un mayor aislamiento acústico y la eliminación de puentes térmicos, reduciendo la contaminación acústica entre un 10% y un 20%. La corrección de los puentes térmicos produce un ahorro energético, reduciendo el consumo de energía entre un 25 y un 40% en calefacción y refrigeración.
Por la zona climática en la que se encuentra España, y más concretamente Andalucía, es más importante disipar el calor en los meses de temperaturas altas, sobretodo en los paramentos orientados a Sur que la conservación del mismo en invierno.